Internet de las cosas
Parece que ha llegado la época en la que todo es inteligente. Desde el automóvil hasta la impresora, del celular al avión no tripulado. Nos rodean objetos smart. Uno de los pioneros de la informática, Alan Turing, decía que el comportamiento inteligente en la informática se lograría al no distinguir los desempeños del humano o de la máquina, el famoso test de Turing.
Pero, en rigor, la etiqueta smart alude a otra cualidad no tan ambiciosa, pero que de todos modos impacta de lleno en la sociedad actual: “Todos estos dispositivos que llevan la palabra smart son artefactos que pueden conversar máquina a máquina o que pueden ser direccionados desde la web a través de su identidad virtual. Eso es Smart, la posibilidad de conectarse en red”. Esta explicación la brinda el prosecretario de TICs de la Universidad, Hugo Ramón.
“Lo que existe actualmente es mucha interacción, no sólo cibernética sino también física. Así se potencia la creación de objetos autónomos, como automóviles, barcos o aviones, ya que se permite la conversación entre los dispositivos”, agrega.
“Internet de las cosas” implica también una nueva manera de desarrollar software que tiende a un universo más complejo de la informática, los denominados cyber-physical system (CPS). “Este enfoque de los sistemas permite hablar de smart city”, ejemplifica Ramón. En esta perspectiva, los sistemas se abastecen de múltiples fuentes informativas, entre ellas “internet de las cosas”. “Se trata de manejar mucho volumen de información, que proviene de diferentes tipos de dispositivos. Mediante la minería de datos se pueden tomar decisiones”. De esta manera, estos objetos interconectados entre sí y con centros de decisiones tienen un impacto mayor que el simple acceso a una cámara o a un regador automático.
-¿Se trata de poder pensar o decidir en base a la recolección de información, el famoso big data?
-Exacto. Todo ese cúmulo de información puede ser procesado mediante algoritmos que permiten saber qué dicen esos datos. Sobre todo se tiende al smart government, hacia tomar decisiones de gobierno basadas en esos análisis. Por ejemplo, un departamento de bomberos necesita que alguien llame por teléfono. En cambio, si estuviéramos en una ciudad inteligente habría sensores que estarían determinando la actividad de incendio y que de modo autónomo avisan; incluso la misma autobomba puede ir generando presión de agua con anticipación, y la bomba que está más cerca del incendio podría estar cargada y disponible. Se pueden tomar decisiones de control por fuera de la decisión humana y que se realicen solas. No dejan de ser dispositivos que se comunican en red para tomar decisiones básicas, por ahora.
-¿Cómo se traslada el tema al hogar ahora que vienen lavarropas o heladeras con wifi?
-¿Qué significa ese wifi? Que el aparato tiene posibilidad de conectividad y de participar en una red que le permita tomar decisiones o proveer información para producir una decisión, por ejemplo “hay que comprar alimentos de tal tipo”.
-¿Cuáles son los riesgos que corre la sociedad frente a desarrollos como estos? Parecería que son temas que hasta escapan a los propios gobiernos.
-Es el famoso Gran Hermano. Si vos estás con tu celular, Google sabe dónde estás, incluso te va pidiendo que subas las fotos de esos lugares. Por lo tanto, la privacidad es lo primero que se compromete. Google te dice “tu equipo va ganando 1 a 0”, pero ¿cómo sabe cuál es tu equipo?, simplemente es big data sobre todas las consultas y actividades que realizás en en internet. Pero no podemos hacer mucho para evitarlo.
-Sí se podría tener iniciativas concretas en el caso de la ciudad inteligente.
-En el concepto de smart city, por ejemplo, la idea es identificar al ciudadano para brindarle la mejor calidad de vida o los servicios de un modo inteligente, sin que la persona tenga que hacer colas o se encuentre con barreras administrativas permanentes. Pero para eso necesita poder identificarte de modo pleno.
Un ejemplo de ese tipo de usos podría provenir de modelos como la tarjeta de pago para transporte público SUBE, ya que desde un ministerio se podría saber qué recorridos son más demandados, qué frecuencias son las reales, y mejorar los servicios. Sin embargo también en este caso hay un riesgo: la posibilidad de seguimiento permanente y localización de la persona por parte de un ente de gobierno. Y si se generalizan tecnologías como la de los “dispositivos implantados en el cuerpo” el control podría ser total.
-¿Qué pasa con la utopía del software libre en este tipo de dispositivos? En general no se permite acceder al código fuente, es decir que se está retrocediendo en ese aspecto también.
-Podría ser software libre, pero eso no interesa, porque el problema no está ahí sino en el acceso a los datos que ese software genera, e incluso en el análisis posterior que se puede hacer del gran volumen de información.
La seguridad informática, entonces, se ha convertido en un tema sensible ahora que los dispositivos nos rodean. Hugo Ramón cuenta que empresas como Gardner, vanguardia en tecnología, plantean que “la seguridad física y lógica es un punto que necesita mucha investigación y apoyo todavía”, es decir que se reconoce ahí un punto crítico.
“¿Dónde están tus documentos ahora?”, se pregunta el funcionario de la Universidad. “En alguna nube, seguro, con Google Drive, Dropbox, o algún otro, eso significa que tus archivos, que dicen mucho de tu vida, están disponibles para cualquiera. Creo que la única seguridad actualmente es el volumen, buscar una aguja en el pajar”, asegura. Y finaliza con una sentencia: “Usar un artefacto o un software que hizo otra persona siempre implica un grado de fe, en términos de confianza”.
Computadoras que aprenden
La simple idea de una red de neuronas creada con una computadora puede parecer desde alocada hasta escalofriante. Sin embargo, se trata de un modelo de desarrollo informático que tiene cerca de setenta años y que en el último tiempo ha crecido en todas sus dimensiones.
El docente e investigador de la UNNOBA Leonardo Esnaola decidió incursionar en esta rama de la informática que, básicamente, lo que intenta es desarrollar inteligencia artificial (IA). Esnaola es categórico: “Las computadoras pueden aprender”. Y para confirmar sus dichos está desarrollando un proyecto mediante el cual una red neuronal ayudará a “disparar alertas” en un centro de monitoreo urbano, es decir que esa máquina podrá mirar e interpretar las imágenes que suministren cientos de cámaras de seguridad de una ciudad al mismo tiempo.
Esnaola desarrolla este proyecto de investigación en la Universidad y tiene por objetivo presentarlo como tesis doctoral en Ciencias Informáticas de la Universidad Nacional de La Plata. “Mi trabajo se resume en lo que es el tratamiento masivo de datos, particularmente de imágenes, mediante inteligencia artificial”, afirma.
-¿Cómo está diseñado el proyecto para analizar las cámaras de vigilancia?
-Lo que planteo es reconocer las imágenes que provienen de los centros de monitoreo con las cámaras que tiene la ciudad, ya que todo el tiempo capturan video. Mi idea es que mediante un modelo de red neuronal se puedan procesar esas imágenes y reconocerlas al igual que lo hace un operador humano. Los operadores, ¿qué hacen? Miran varias cámaras y cuando detectan algo, según su experiencia, emiten una alarma. La red neuronal tendría que poder adquirir ese conocimiento que ellos tienen para, en algún momento, detectar un peligro en los videos, igual que lo haría un personal humano.
-Es decir, la computadora va a aprender en función de la mirada del entrenador. ¿Cuál es el riesgo de reproducir nuestros errores? En este caso los errores podrían ser los estereotipos acerca de lo que significa “peligro”, por ejemplo si usa “gorrita”.
-Cuando vaya a entrenar a la red le tendré que dar ejemplos con etiquetados de hechos considerados peligrosos. ¿De dónde va a provenir esa información? Del personal del centro de monitoreo. Si el personal cree que ver a alguien con gorrita es una situación peligrosa, la red va a aprender que eso es peligroso, y cuando vea una situación similar la va a alertar. La red va a aprender según los parámetros de trabajo del centro de monitoreo que la implemente.
En este último tiempo se expandió la cantidad de datos disponibles para ser procesados por las computadoras. Se acuñó el concepto de big data para denominar a estas enormes bases de datos posibles de ser accedidas y procesadas. “Hoy en día todos los dispositivos están recolectando información, no sólo el celular”, señala Esnaola. Por lo tanto, este auge de internet y de la conectividad colabora con la posibilidad de la existencia de este tipo proyectos autónomos (Ver “Internet de las cosas”, pág. 6). “Para entrenar la red neuronal se necesitan datos, ejemplos. Hace unos años no existían estas cámaras -explica Esnaola- que están todo el tiempo monitoreando la vida cotidiana de la ciudadanía, y es el monitoreo urbano el que posibilita toda esa información”.
Más que una promesa de futuro
Desde la misma creación de las computadoras se planteó la expectativa sobre si iban a poder pensar o comportarse de manera inteligente. El campo de la inteligencia artificial surge a mediados de la década de 1950, pero se enfocó en tratar de resolver cuestiones muy regladas, como jugar una partida de ajedrez, tareas que -aunque son intelectualmente complejas- para una computadora se resuelven mediante un conjunto de reglas simples.
Pero, ¿era posible resolver lo que hacen las personas en la vida cotidiana? Actividades como reconocer un rostro o una voz, necesarias para la vida cotidiana, no son fáciles de procesar para una computadora. “De lo que se ocupa la inteligencia artificial es de construir esa base de conocimientos del mundo de lo intuitivo y así poder resolver acciones diarias”, señala el investigador.
El ejemplo sobre el que trabaja Esnaola es el del reconocimiento de objetos sobre una imagen: “Hay muchos matices del objeto que el ojo humano distingue pero que una computadora no puede. Una red neuronal se alimenta con ejemplos; entonces, en vez de enseñarle a la máquina mediante órdenes, lo que hacemos es darle ejemplos y que aprenda las reglas de ahí. Igual que aprende el humano”.
-¿Cómo funciona una inteligencia artificial mediante red neuronal?
-Hay una inspiración biológica, ya que funcionan sobre la base de lo que implica una neurona del cerebro humano. La neurona tiene sus conexiones y recibe impulsos eléctricos de otras neuronas, a la vez que dispara cargas hacia otras. Se va formando una red en la que las neuronas son excitadas. Las redes tienen una arquitectura en la que uno elige la cantidad de neuronas que formarán la capa de entrada y el resto de capas internas.
Este paralelo con el funcionamiento del cerebro no se da en algo físico, sino que se trata de software, un programa que emula esta idea de trabajo. “Para desarrollar este tipo de redes disponemos de diversas opciones de programación; disponemos de frameworks o entornos de trabajo, que pueden provenir de distintas empresas o laboratorios de desarrollo”, informa.
Otra de las diferencias con el funcionamiento clásico de un programa es el almacenamiento, ya que el conocimiento se guarda dentro de la misma red y no en un soporte externo al del procesamiento. Es decir, se almacena imitando la sinapsis neuronal, por conexión.
La barrera infranqueable
Teléfonos, automóviles, lavarropas, hasta regadores inteligentes, ¿no hay un abuso del concepto inteligencia? ¿Se trata de una alta capacidad de cómputo o de aprendizaje? Para Esnaola se trata de verdadera inteligencia la de las redes neuronales ya que “pueden captar una parte de la inteligencia humana”. Y para despejar cualquier tipo de duda al respecto sentencia: “Esto no es algo que se pueda detener o negar, ya está acá y se está haciendo”.
“Otra discusión es la de si existe o no la conciencia artificial, que también lleva a la pregunta ¿las computadoras pueden tomar el control?”, desliza el docente. Esta temática fue llevada al cine en el film Transcendence (2014) que postula una distopía en la que una red neuronal logró llegar a la toma de conciencia, aunque para Esnaola se está realmente “lejos de eso”. “Que las computadoras tomen decisiones por iniciativa propia es una cosa distinta al aprendizaje”.
-¿Ustedes se plantean alguna pregunta ética en relación a los desarrollos de inteligencia artificial?
-Algunos tratan de escapar al desarrollo de “conciencia artificial”. Otros, como Elon Musk [CEO del grupo Tesla], proponen generar serios marcos regulatorios mundiales, debido a que es un tema que, según él, puede “poner en riesgo la existencia de la civilización humana”. En relación a la ética también hay casos prácticos. Por ejemplo, al automóvil autónomo se lo entrena para que pueda conducir, pero, ¿qué pasa si el auto tiene que elegir entre chocar contra una persona y matarla porque se quedó sin frenos, o hacer una maniobra de esquive y matar a los ocupantes del auto? Ese tipo de decisiones se han programado mediante preguntas a la gente vía internet. Hay cuestiones éticas que en algún momento se tienen que enfrentar, y esa es una manera de decidir, mediante la encuesta o la emulación de lo humano. Pero sí, deben realizarse regulaciones y no dejar en manos de unos pocos decisiones que podrían afectar a muchos, sino que deberían surgir después de debates rigurosos y de consensos realizados por expertos en diversas disciplinas, con los ciudadanos, y así plantear qué cosas sí estarían permitidas y qué cosas prohibir.
PERFIL
Leonardo Martín Esnaola, egresado de la carrera de Licenciatura en Sistemas de la UNNOBA en el 2012. Es docente en las materias “Gestión de proyectos” y “Sistemas inteligentes” en la Escuela de Tecnología de la UNNOBA. Actualmente cursa el doctorado en Ciencias Informáticas de la Universidad Nacional de La Plata. Desarrolla una investigación en inteligencia artificial en el marco del proyecto “Informática y Tecnologías Emergentes” en el Instituto de Investigación y Transferencia en Tecnología de la UNNOBA (ITT). “Mi tesis doctoral se resume en lo que es el tratamiento masivo de datos, particularmente de imágenes, mediante inteligencia artificial”, afirma.
Crear con desechos
Con desperdicios del sector textil de la ciudad de Pergamino, el Centro de Edición y Diseño de la UNNOBA desarrolló toda la cartelería y señalética del Edificio Presidente Raúl Alfonsín, ubicado en Sarmiento 1169 de la ciudad de Junín, sede de las actividades administrativas de la UNNOBA.
Antonela Mangialardi, licenciada en Diseño de Indumentaria y Textil, doctoranda y becada del CIC (Comisión de Investigaciones Científicas) fue quien realizó el producto final, en el marco de su investigación en el Instituto de Diseño e Investigación (IDI). “Hemos podido alcanzar resultados innovadores potenciando la industria local, al proponer el empleo de productos derivados de los desechos y respetar el medio ambiente”, plantea.
“La hipótesis de que los textiles que no son aprovechados por los talleres pueden ser transformados en un producto nuevo derivó en el diseño de una placa rígida. Se realizaron sucesivos ensayos productivos y de resistencia hasta que devino el producto final”, rememora.
De esta manera, a partir de desperdicios del sector textil y de confección de la ciudad de Pergamino (específicamente de jeans) y un aglutinante, se logró un nuevo material rígido que podía tomar distintos espesores y dimensiones.
En rigor, en Pergamino se confeccionan aproximadamente 12.300 prendas diarias, aunque los talleres no llevan un control certero sobre los desechos que producen: en algunos casos los regalan, otros los venden, incluso los depositan en el basural, lo que dificulta poder reconocer con exactitud el volumen. “Podemos afirmar que alrededor de un 13% se desecha, lo que implica un peso de unos 17.500 kg por mes. De por sí esto es un argumento suficientemente válido como para investigar cómo reinsertar estos desechos nuevamente en la cadena productiva”, considera Mangialardi.
“Para los talleres esto es basura. Para mí, definitivamente, no lo es. Por eso la investigación pasa por reconvertir estos desechos textiles y generar un nuevo producto. El trabajo se centra en la ciudad de Pergamino, basándome en los talleres de confección y sus sobrantes. La idea final sería que estos desechos se reinserten en el mercado como producto”, cuenta Mangialardi, quien lleva adelante su cuarto año de beca doctoral, dirigida por la profesora Mercedes Filpe.
Señalética
El Edificio Presidente Raúl Alfonsín tiene 3 plantas. A cada una de estas plantas le correspondió un color específico según la propuesta integral de señalética. En total se necesitó señalizar alrededor de 80 sectores, para cada uno de los cuales se fabricó una placa de 200 x 200 mm, con un espesor de 6 mm. Fue necesario hacer pruebas de teñido para lograr un resultado cromático óptimo para la materialización. “El producto final se obtiene, en primera instancia, con la recolección de los desechos, luego la limpieza de lo recolectado en seco y después en húmedo. Se le aplica color, se coloca el aglutinante haciendo una masa homogénea y se realiza una matriz donde se dispone. Una vez que toma la forma deseada se deja secar al aire libre para lograr la solidificación. Finalmente se combina la placa con un vinilo que se coloca sobre un acrílico”, detalla.
Según los ensayos realizados, el material obtenido tiene una estabilidad dimensional del 70% (puede verse afectado por factores climáticos, especialmente la humedad) y posee alta resistencia a la flexión y al roce. Su reacción a la intemperie varía desde las deformaciones con la exposición a la lluvia prolongada y la alteración en el color ante la exposición al sol.
Investigación y usos
Actualmente, Antonela Mangialardi continúa con la investigación: “Se hicieron ensayos de durabilidad y resistencia, para evaluar cuánto rinde, si es resistente a la humedad, a la intemperie, o a la fuerza exterior de cualquier tipo. Los niveles de resistencia, hasta ahora, están siendo buenos. Continuamos evaluando en diferentes tipos de placa de acuerdo a los distintos desechos, y eso hace que varíe la resistencia de la placa, así como el aglutinante que se usa. Seguimos viendo en qué se va a utilizar, qué otras aplicaciones le podemos dar”.
La escuela secundaria de la Universidad, un aporte para mejorar la educación pública
Por el doctor Guillermo R. Tamarit
@RectorUNNOBA
Argentina es uno de los pocos países en los que la educación no mejora con el paso del tiempo. La mitad de nuestros jóvenes no llegan a la escuela media y los que se reciben, apenas obtienen las habilidades básicas que se deben incorporar en esta instancia educativa. La decisión de la UNNOBA de crear una escuela secundaria se inspira en la necesidad de hacer nuestro aporte -no ya solo en el debate, sino a través de la acción- para revertir este proceso de deterioro educativo.
Como contexto de esta crisis, asistimos a discusiones inconducentes en las que los sectores supuestamente “conservadores” proponen cambios y los sectores supuestamente “progresistas” resisten a dichas transformaciones. En el medio quedan nuestras familias y nuestros hijos.
Pero la gente no espera, las familias toman decisiones cada día y, de acuerdo a sus opciones educativas y económicas, aspiran a garantizar el mejor futuro para sus hijos, tal como hicieron nuestros padres.
De esta manera, hoy la primera opción para muchos no es la escuela pública. Entonces hacen esfuerzos para mandar a sus hijos a escuelas privadas con el solo objetivo de garantizarles la mayor cantidad de días de clase posible. Es una tendencia que se está consolidando, tal como lo demuestran las cifras de crecimiento de la matrícula de las escuelas privadas, por sobre las de gestión pública. Y debemos prestar especial atención a esta dinámica.
En ese contexto hacemos esta propuesta. Queremos asumir el compromiso de volver a las mejores tradiciones de nuestra educación sin perder de vista los grandes cambios que está atravesando la humanidad. Nuestra meta es desarrollar un modelo experimental que sirva de referencia al resto del sistema educativo como contribución a la mejora.
Apostamos a construir un espacio de educación con sólidas características esenciales. En primer lugar un nuevo compromiso de la comunidad educativa (docentes, estudiantes y padres) en el cumplimiento estricto de los días de clase: no sirven todas las discusiones sobre los desafíos del futuro, de la sociedad del conocimiento, del mundo digital, de las nuevas tecnologías en la educación, si continuamos siendo uno de los países con menos cantidad de días de clase. Debemos impartir entre 200 y 220 días y hacer realidad la doble jornada.
La segunda cuestión es incorporar metodologías y contenidos innovadores, pero sin descuidar las habilidades necesarias como saber leer, escribir, comprender un texto, realizar operaciones matemáticas. En definitiva, los conocimientos que hacen posible que alguien desarrolle las competencias básicas para afrontar cualquier tipo de innovación, desarrollar ideas, comprender y conocer los fundamentos de las ciencias y la cultura del mundo en el que vivimos.
En tercer lugar debe ser un proyecto que contenga a todos, que sea representativo de la comunidad, ya que no vamos a desarrollar un modelo elitista, sino una escuela capaz de incluir a los diferentes sectores sociales. La propuesta debe incluir alumnos de todas las condiciones sociales, culturales, religiosas y económicas para que efectivamente tengamos allí una experiencia transferible a cualquier institución del sistema.
Esta decisión de la UNNOBA es el resultado de un trabajo desarrollado durante estos últimos años, con consultas a numerosas instituciones de la región, organizaciones empresarias, comerciales, gremiales, docentes, dirigentes locales. También hemos analizado otros modelos internacionales que han sido exitosos y realizado consultas con especialistas para determinar las características y el perfil de esta nueva institución, no con la idea de competir con las ya existentes sino de sumar un perfil experimental e innovador a la oferta local.
En definitiva, trabajamos para crear una institución que incorpore alumnos que reflejen social y culturalmente a las demás instituciones secundarias de la región, y desarrollar experiencias que podamos replicar para el mejoramiento del conjunto del sistema de educación media, en el convencimiento de que solo así tendremos una buena educación, si todos los sectores educativos mejoramos a partir del compromiso del conjunto de la sociedad.
Cómo prevenir el Síndrome Urémico Hemolítico
“¿Se cocinó bien ese churrasco?”, “¿Está cocida en el medio esa hamburguesa?”, “¿Habrá estado el tiempo suficiente en la parrilla ese chorizo?”, son las preguntas más recurrentes a la hora de evitar el Síndrome Urémico Hemolítico, enfermedad que puede llegar a causar graves consecuencias en niños, desde insuficiencia renal hasta la muerte. En relación a esto, Facundo Fernández Moll, epidemiólogo y docente de la Universidad, plantea: “Solemos escuchar a las madres preocupadas por el consumo de carnes mal cocidas. Si bien es un factor de contagio, no es el único ni el más destacado”. La incorrecta manipulación de los alimentos, el agua no potable o mal clorada pueden ser, igualmente, causales de la enfermedad.
En rigor, el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) es una enfermedad transmitida por una bacteria (Escherichia Coli) que libera un grupo de toxinas que pueden llegar a producir insuficiencia renal y dejar secuelas graves de por vida. Fernández Moll, profesor de Epidemiología y Estadística en Salud de la carrera de Licenciatura en Enfermería, comentó que estos microorganismos “viven en el tubo digestivo de muchos animales, particularmente las vacas, formando parte de su flora habitual”. De esta manera, el contacto de la materia fecal de estos animales con los alimentos que consumen los humanos permite que ingrese la bacteria al organismo. Por eso la cocción correcta de la carne, especialmente de la carne picada, es la primera medida de prevención.
“Esta enfermedad afecta principalmente a los menores de cinco años, con mucha más frecuencia a menores de dos años y es particularmente grave en niños menores de un año”, alertó el epidemiólogo. También puede desencadenar cuadros de gravedad en ancianos y personas con el sistema inmune deprimido. “En gran medida, es la respuesta del organismo la que permite o no que se desencadene la enfermedad. En el caso de los niños, su organismo es un huésped susceptible por cómo funciona su sistema inmunológico”, especificó.
De acuerdo a lo que informa Fernández Moll, la Argentina es un país endémico-epidémico: “Se estima que hay un caso cada cien mil habitantes por año, un número muy importante”. Por este motivo el SUH es identificado a nivel nacional como un problema prioritario de salud pública. “Esto se debe a que hay muchos casos en niños de una enfermedad que puede prevenirse”, sostuvo Fernández Moll. Puntualmente, en 2013 se estableció (a través de la Ley 26.926) que cada 19 de agosto se conmemore el “Día Nacional de la Lucha contra el Síndrome Urémico Hemolítico”, con el objetivo de realizar durante esa semana campañas intensivas de concientización, a fin de informar a la sociedad los métodos para prevenir la enfermedad.
El especialista explicó que la contaminación se da tanto a través de los alimentos como del agua. “La enfermedad la podemos contraer ingiriendo alguna verdura que haya tenido contacto con la carne cruda, lo que implica una contaminación cruzada de alimentos, o bien por el lavado de verduras con agua no potable. Los natatorios, ya sean piscinas de material o de lona, al estar mal clorados, también pueden ser fuentes de contagio”, enumeró Moll.
El docente ejemplificó que también aquellos niños que tienen contacto directo con animales de granja o que se bañan en charcos de agua pueden ser susceptibles al contagio. También advirtió sobre el riesgo que representa el agua de riego empleada para las verduras y frutas que se consumen crudas: “¿Estamos seguros, por ejemplo, que la verdura que compramos se riega con agua potable no contaminada?”.
Frente al posible contagio de esta enfermedad el especialista manifestó que es necesario estar atentos a los alimentos que se consumen y a la manipulación que se realiza de dichos alimentos. “Debemos realizar un consumo responsable, saber qué es lo que consumimos y cómo lo hacemos. El lavado de manos, evitar la contaminación cruzada de los alimentos mientras cocinamos, mantener los recipientes cerrados en la heladera, lavar correctamente frutas y verduras son medidas indispensables, no sólo para evitar contraer SUH, sino para otras enfermedades”, sugirió.
Exoesqueleto, una solución frente a discapacidades motrices
Los exoesqueletos tienen el objetivo de maximizar las habilidades físicas del ser humano, dotándolo de una gran fuerza, capaz de levantar hasta diez veces su peso. El antecedente está ubicado dentro del campo militar. En la década del sesenta, General Electric comenzó a desarrollar sistemas para alivianar las cargas de la gente que trabajaba en los portaviones. La empresa planteó un traje robótico, llamado Proyecto Hardiman, capaz de potenciar la fuerza humana, brindándole al usuario la posibilidad de cargar hasta 1500 kilogramos sin mayor dificultad.
En la película de ciencia ficción Alien, la teniente Ripley se enfrenta a un monstruo utilizando una mezcla de máquina industrial y exoesqueleto. El 12 de junio de 2014, 25 años después de esta película, se inauguró el mundial de fútbol en Brasil con una demostración única: un adolescente parapléjico se levantó de su silla de ruedas, caminó 25 metros y pateó la pelota desde el centro del campo de juego. Esto fue posible por la ayuda de un nuevo exoesqueleto controlado por el cerebro, diseñado por un equipo de más de cien científicos brasileños.
¿Pero qué es un exoesqueleto? “Exo” es una palabra griega que significa “fuera”. De manera opuesta al esqueleto humano normal que sostiene el cuerpo “desde adentro”, un exoesqueleto sostiene al cuerpo desde afuera.
Este concepto de diseño para uso militar o industrial, con el paso del tiempo fue evolucionando. En la actualidad, su uso está dirigido a personas con desórdenes de movilidad. Este es el planteo que el magíster Julio Longarzo, profesor titular de la carrera Diseño Industrial, propuso en su tesis de la maestría Diseño con Orientación a la Estrategia y Gestión de la Innovación de la UNNOBA. “Creo que en un futuro el exoesqueleto va a ser un aparato que va a disminuir las patologías propias de grupos etarios”, dijo el docente.
“En la tesis me enfoqué en el segmento de la tercera edad, dado que en Argentina, como en otros países, se incrementó la cantidad de adultos mayores y, junto a eso, variadas patologías, muchas del género femenino asociadas a los cambios hormonales. Un ejemplo es la rotura de cadera, quizá la más común, pero a la vez la más compleja en concepto de rehabilitación. Por otra parte, la discapacidad motriz es un inconveniente no solo en la tercera edad, ya que afecta tanto a la persona como a los familiares encargados de asistir al individuo. Ellos también trasladan la sobrecarga y el estrés que provoca dicha situación a su propio campo social y productivo, y manifiestan una disminución en todas sus potencialidades. También evaluemos que entre fracturas de cadera, accidentes de tránsito y fracturas comunes, el gasto es altísimo”.
La propuesta de Longarzo está enfocada a la utilidad del aparato como ayudador o incluso como sistema de prevención en aquellos pacientes expuestos a estas patologías y también para disminuir los índices de accidentología en este grupo etario. Para el docente, el diseño tiene mucho por aportar: “Debemos concebir al Diseño como una práctica social vinculada a la producción de la cultura material, que puede abrir puertas que posibiliten otra producción de objetos que, como estos, estén destinados a usuarios con capacidades limitadas. Somos portadores de un ‘endo’, esto que proponemos es un ‘exo’, al que hay que educar y para ello, igual que la indumentaria, vamos a tener que diseñarlo para que sea ‘llevable’ con la mayor elegancia y dignidad posible”.
Los exoesqueletos tienen varios componentes clave, como los materiales, baterías, sensores, computadora y controles de balance y peso. “Es un aparato que se vincula con el cuerpo por fuera”, sostuvo Longarzo. “El proyecto está atravesado por los materiales, la informática, la electromecánica. Llevaría una batería que hoy por hoy se está reduciendo en tamaño y en peso. Tiene que tener motores que ayuden al movimiento y sensores. En el caso que haya movilidad reducida o inmovilidad total, como algunos de los casos planteados en la tesis, estos sensores deben regular la capacidad de movilidad. Por otro lado debe tener algo que permita el balanceo, hacia adelante o hacia los costados, como el giróscopo de los barcos. Es decir, se trata de desarrollar una propuesta que integre y articule el campo de la robótica a las áreas de la rehabilitación teniendo al diseño como intermediario entre ambos”.
Potenciar la formación y beneficiar a la sociedad
Además de formar nuevos profesionales y generar nuevos conocimientos científicos, la Universidad es capaz de brindar servicios especializados a terceros, destinados a empresas, organizaciones y agencias del Estado. Desde la Escuela de Tecnología, a través de las carreras de Ingeniería Industrial y Mecánica, diversos proyectos trabajan en esa línea. Daniel Galli, coordinador de las carreras de Ingeniería, explica: “Los servicios a terceros resultan de la coordinación entre laboratorios, grupos de investigación y la actividad académica propia de las asignaturas, comprendiendo estudios y prestaciones técnicas, por lo general a empresas, instituciones, municipios”.
En suma, de lo que se trata es de conformar equipos con los recursos técnicos y capital humano de todos los actores universitarios que, sumados al prestigio social y territorial de la UNNOBA, permiten responder a problemas concretos manifestados por distintas organizaciones o compañías.
Galli detalla las distintas áreas que desde la Universidad, y en lo específico de su disciplina, son capaces de brindar servicios a terceros: “En el ámbito de las Ingenierías se pueden identificar cuatro laboratorios importantes: LEMEJ en materiales, LIDER en Energías Renovables, Mecánica, y Máquinas Eléctricas. También se aprovecha el laboratorio de Higiene y Seguridad que no depende de nosotros y algunos grupos de investigación que se ponen en funcionamiento a esos efectos”.
“Un grupo ad-hoc formado especialmente -agrega Galli- es el de Ingeniería Ambiental y Cambio Climático, que en el primer cuatrimestre ha desarrollado dos trabajos concretos de Evaluación de Impacto Ambiental: instalación de un puerto en Ramallo y una planta de biogás en Pergamino, por ejemplo. Otro grupo ad-hoc es el que desarrolló el prototipo de una columna abatible de alumbrado público instalada en el Campo Experimental, que deja abierta la potencialidad de aplicaciones posteriores de mayor dimensión. Accesoriamente grupos y asignaturas se agregan a la problemática abordada cuando corresponda”.
Los beneficios que los Servicios a Terceros (SaT) le traen a la UNNOBA son múltiples: se generan ingresos económicos para la Universidad (los cuales pueden ser redistribuidos para la adquisición de equipamiento y honorarios profesionales para el personal actuante), se mejora de la formación de estudiantes y se actualizan los conocimientos de los docentes en el ejercicio de tareas de ingeniería. “La realización de SaT -dice Galli- responde desde lo institucional a cumplir con la misión y visión del Plan Estratégico de la UNNOBA, que fuera puesto en vigencia e instrumentado en la gestión del rector Guillermo Tamarit; pero vale indicar que el principal resultado, siempre impulsado para nuestras carreras de Ingeniería por Florencia Castro desde Secretaría Académica, es producto de la interrelación entre la docencia y la investigación, el trabajo de los docentes con los estudiantes y el involucramiento entre universitarios y empresas, a partir de asuntos técnicos”.
“Así la sociedad se beneficia, por ejemplo, en transitar con sus vehículos en un pavimento adecuado, o por la evaluación de impacto ambiental realizada ante una obra pública o privada. También por la mejora tecnológica de una industria regional o por la innovación de producto, sistema y servicio”, resume Galli.
Evaluar la calidad de estructuras y materiales
El ingeniero Galli considera que el Laboratorio de Ensayos de Materiales y Estructuras (LEMEJ) es la “nave insignia” de estas iniciativas y que Luis Lima, director del organismo, fue quien “puso la piedra fundacional a los SaT”. Uno de los servicios que brindan a terceros es el control de la calidad de hormigón. El ingeniero Lima explica: “El hormigón es un material que se fabrica en obra o se lo compra hecho, pero siempre llega en un estado fluido. Solo se puede conocer su resistencia una vez que se ha fraguado. El endurecimiento va aumentando con el transcurso del tiempo. En general, puede establecerse la resistencia a los 28 días. De esta manera, desde el LEMEJ realizamos ensayos a propietarios o responsables de obras, mediante procedimientos normalizados, para garantizar la calidad del material”.
En esa línea, desde el LEMEJ estudian las estructuras de caminos o calles en función del tipo de carga que transite sobre ellos, de manera tal que pueda evitarse que se deformen o se produzcan las roturas conocidas como ‘baches’. Otra tarea que realizan es la del control de estructuras soldadas. La investigadora e ingeniera María José Castillo, advierte: “Una estructura mal soldada puede causar la destrucción total o parcial del equipo del cual forma parte”. Luego puntualiza el servicio que prestan a empresas de la región en ese sentido: “Nosotros empleamos inspecciones visuales y otras técnicas, como de ultrasonido o tintas penetrantes, para determinar la presencia de defectos superficiales y no superficiales. Estos controles los realizamos para empresas metalúrgicas de la región, particularmente, de la industria de la maquinaria agrícola, donde el número de juntas soldadas por equipo supera las 2000 uniones”.
Entre las tareas más recientes que el LEMEJ ha brindado a terceros pueden mencionarse el control del asfalto realizado para el municipio de Lincoln y para la Cooperativa Eléctrica Pergamino. En Junín se realizaron diversas inspecciones oculares al espigón que determinaron, sin dar lugar a dudas, su deterioro ocasionado por causas ambientales. En Vedia, municipio que acondicionó sus accesos a la localidad, el LEMEJ realizó un seguimiento en todas las etapas de la ejecución de la obra trabajando en suelos, asfaltos convencionales, asfaltos modificados y hormigones. En tanto, en el municipio de Rivadavia se controló la resistencia del suelo-cemento en una rotonda y de la repavimentación de dieciséis cuadras de asfalto. Para ello se analizó el espesor de la capa, el grado de compactación, el contenido del asfalto y la temperatura, realizando los posteriores ensayos.
Liderando la producción de energías alternativas
LIDER es el Laboratorio de Investigación de Energías Renovables que funciona en el Campo Experimental “Las Magnolias” de la UNNOBA, ubicado en la Ruta Nacional 188 (km 146,5 en Junín). Uno de los proyectos que está llevando adelante es la puesta en funcionamiento de un biodigestor que utiliza estiércol de cerdo. Pablo García, a cargo de LIDER, explica su funcionamiento: “Todos los residuos del criadero de cerdos se colectan en una cámara homogeneizadora, desde la que se envían al biodigestor por medio de una bomba. En esta etapa, la materia orgánica comienza un proceso de degradación anaeróbica [en ausencia de oxígeno] que lleva aproximadamente 40 días, en la que se produce un biofertilizante líquido y biogás. Este biogás es una mezcla de metano y dióxido de carbono que puede ser utilizado para la generación de energía térmica o eléctrica”.
Con estudiantes de ingeniería industrial, desde LIDER están desarrollando un captador térmico solar, más conocido como “calefón solar”. “Es un sistema que permite elevar la temperatura del agua aprovechando la radiación solar y utilizarla para los sistemas de agua caliente domiciliaria. El proyecto propone el diseño de un prototipo que utilice materiales de la zona y pueda ser fabricado localmente”, comenta el ingeniero García.
El laboratorio que funciona en Las Magnolias cuenta con un aerogenerador y tres paneles fotovoltaicos que sirven a LIDER para realizar mediciones de las pérdidas energéticas y distintos trabajos de investigación. “Un aerogenerador -aclara García- es un equipo que permite generar energía eléctrica aprovechando los movimientos de las masas de aire, como el viento. Mientras que los paneles fotovoltaicos son pantallas diseñadas con materiales semiconductores que, a partir de la radiación solar incidente, producen energía eléctrica”.
Son diversas las posibilidades de LIDER a la hora de brindar servicios a empresas y organismos estatales y de la sociedad civil. Uno de los ejemplos es el trabajo llevado adelante con la Cooperativa Eléctrica de la ciudad de Rojas para garantizar un suministro de energía eléctrica de calidad en zonas alejadas a los centros urbanos, a partir de la implementación de fuentes alternativas (energía solar y eólica, principalmente).
Otra de las propuestas recientemente realizadas al municipio de Rojas por parte de LIDER es la de producir energía a partir de la utilización de los residuos que resultan de la poda de árboles. “Todos los residuos de origen animal o vegetal pueden ser aprovechados para producir energía. En el caso de los residuos que provienen de la poda de árboles en los municipios, se pueden utilizar distintas tecnologías que permiten su aprovechamiento como fuente de energía térmica o eléctrica”, plantea García. De esta manera, se estaría apuntando a disminuir, por un lado, los desechos generados por el municipio y, por el otro, a aprovecharlos como fuentes energéticas. “Para esto, debemos realizar un relevamiento muy cuidadoso de la materia prima en su cantidad y calidad, por eso, estos proyectos los trabajamos con el LEMEJ, que realiza toda la evaluación y caracterización del recurso. A partir de estos datos, analizamos las alternativas de generación energética que mejor se adaptan”, aclara el ingeniero García.
Otra de las posibilidades de LIDER al momento de brindar servicios a terceros es la de realizar estudios de eficiencia energética de plantas industriales, como la proyectada para una importante empresa harinera de la región. “La idea es que a partir del relevamiento de consumos, se puedan identificar los puntos críticos, con el objetivo de proponer un plan de mejoras que le permita hacer un uso más eficiente de la energía y de esta forma reducir un costo significativo para la producción”, expone.
Finalmente, desde LIDER están trabajando en la producción de biofertilizantes a partir de los residuos de la producción intensiva de ganado vacuno. “El biofertilizante que estamos evaluando es producto de la biodigestión anaeróbica de los residuos de un feedlot”, explica García, y aclara: “Encontramos que hay un vacío legal que impide su comercialización. Es un tema de agenda política pendiente y que debe resolverse a la brevedad para que los proyectos de tratamiento de los residuos orgánicos húmedos por medio del proceso de biodigestión anaeróbica puedan ser implementados”.
Sistemas de iluminación más eficientes
Otro de los espacios institucionales que, en el ámbito de la ingeniería, tienen capacidad para brindar servicios a terceros es el Laboratorio de Máquinas Eléctricas (LabElec). El ingeniero Mauricio Busso explica que desde LabElec pueden colaborar con empresas e instituciones midiendo la potencia reactiva de sus instalaciones, detectando picos de consumo innecesarios y diseñando, en definitiva, una distribución eléctrica más eficiente. Incluso, en conjunto con LIDER, pueden diseñar un sistema de generación de energía con fuentes renovables.
En el diseño de sistemas de iluminación de empresas u organismos del Estado, el laboratorio posee la aptitud para calcular, según las dimensiones y características del lugar, el flujo luminoso necesario para lograr una iluminancia adecuada en cada sector. “En base al flujo luminoso estimado, se calculará el número y tipo de luminarias, teniendo en cuenta factores como la durabilidad, rendimiento, seguridad, costos”, especifica Buzzo.
Otra de las competencias de LabElec es la medir la eficiencia energética de una empresa o institución. “La eficiencia energética en una industria debe estar apuntada a ahorrar energía y a diversificar sus fuentes, sin que esto provoque una disminución de la productividad o calidad del servicio o producto. En las industrias el consumo energético es un costo importante de la producción. Por eso, un ahorro en ese sentido, por mínimo que sea, va a repercutir de forma notable y favorable. Por otro lado, al diversificar las fuentes de energía se puede lograr mayor seguridad en el suministro eléctrico”, describe Busso.
El laboratorio también posee capacidades técnicas que permiten medir la intensidad sonora de un lugar, determinando el nivel de ruido que genera una máquina o proceso. En esa línea, se puede trabajar para controlar el nivel de ruido.
Mecánica experimental y computacional
El Laboratorio de Mecánica Experimental y Computacional (LabMec) contempla, entre otras áreas de trabajo, las máquinas térmicas. “Puede ser una turbina para generar electricidad, motor de combustión interna, ciclo de refrigeración, ciclo de calentamiento. Con esto se puede abordar temas como verificación de rendimiento, plan de mantenimiento, diseño de sistemas”, explica el ingeniero Facundo Ho.
También el LabMec trabaja sobre los circuitos y elementos de presión. “Se trata de un mecanismo que está sometido a presión alta, como un tanque o un tubo de almacenamiento de algún gas, por ejemplo, oxígeno”, aclara Ho.
Otra de las áreas del laboratorio es la “mecánica de fluidos”, la cual estudia “el movimiento y la dinámica de los fluidos en general”, como líquidos y gases. “Se pueden realizar una amplia gama de trabajos, desde estudio de circuito de aguas, aerodinámica de los vehículos o el estudio de carga de vientos sobre edificios”, ilustra el investigador. Un ejemplo concreto, es un anteproyecto que se está tramitando con la municipalidad de Junín para el diseño de una red inteligente de agua potable, que reúne los conocimientos de mecánica de los fluidos, procesos de simulación y ensayos dinámicos.
Por último, LabMec aborda la mecánica computacional, especialidad que brinda la posibilidad de realizar simulaciones fluidodinámicas y estructurales mediante métodos numéricos para, por ejemplo, la implementación de software en computadoras.
CONTACTOS DE LABORATORIOS Y GRUPOS DE INVESTIGACIÓN EN INGENIERÍA
LIDER: Campo experimental UNNOBA, Campo “Las Magnolias”, ruta 188 Km. 146,5 - Tel: 0236-4407750 – int. 13000. (Ingenieros Pablo García y Martín Sangiorgio)
LabMec: Edificio Eva Perón, calle Sarmiento y España, Junín – Tel: 0236-4407750 – int. 11803. (Ingenieros Facundo Ho y Walter Giordano)
LabElec: Edificio Eva Perón, calle Sarmiento y España – Tel: 0236-4407750 – interno: 11803. Junín Bs.As. (Ingeniero Mauricio Busso)
LEMEJ: Edificio Raúl Alfonsín, Sarmiento 1169 – Tel: 0236-4407750 – int. 11821 y 11822. (Ingenieros María José Castillo y Miguel Tortoriello)
Gestión Integral: Edificio Raúl Alfonsín, Sarmiento 1169, Junín - Tel: 0236-4407750 -int. 11421. (Ingenieros Marcelo Goldar y Paula Finarolli)
Grupos ad-hoc carreras de Ingeniería: Edificio Eva Perón, calle Sarmiento y España – Tel: 0236 4407750 - Junín (Ingenieros Daniel Galli, Hugo Gorgone y Martín Montecelli, junto a Javier Batistelli)
Informes: javierbatistelli@unnoba.edu.ar
Árboles en la ciudad
Al imaginar el trabajo forestal pueden aparecer diversos lugares comunes, como el de un guardaparque solitario en la inmensidad del bosque, o un leñador como el corpulento de la serie Los Autos Locos, Brutus, que con su camisa roja a cuadros y un hacha al costado de su Troncoswagen podía hacer sus propios caminos.
Pero no. En estos tiempos la ingeniería forestal está cobrando visibilidad y protagonismo, y no sólo por el incremento de las plantaciones forestales: el arbolado urbano también es un tema a considerar.
A medida que avanza la ciudad y su febril movimiento, se hacen cada vez más necesarios los árboles que habitan las veredas, los de las plazas e incluso los que pueden constituir un perímetro o “cordón verde” en las ciudades agroproductivas. Por este motivo El Universitario entrevistó a Ana Clara Cobas, docente e investigadora de la UNNOBA, quien explica la importancia de planificar el trabajo con los árboles en la ciudad, debido al tiempo que lleva su crecimiento, a su porte, pero también por los beneficios que generan en la salud humana.
Cobas es nacida en Junín y, lejos del estereotipo de los leñadores, ella tiene manos delgadas y una sonrisa amable. Desde el conocimiento científico de la ingeniería forestal impulsa un proyecto junto a otros docentes y estudiantes de la UNNOBA que permitirá realizar un censo sobre el arbolado urbano de la ciudad en la que se crió. “Será un censo con herramientas digitales, con geolocalización y con carga de datos mediante tablets; le brindaremos esa información a la municipalidad para que tenga los datos de cada sector de la ciudad y pueda planificar así los trabajos necesarios con los árboles”, explicó. (Ver Censo de árboles)
La idea de censar la población del arbolado urbano en Junín parte de su valoración de su importancia. Sin embargo una pregunta posible sería, ¿por qué hay que tener árboles en una ciudad? Sobre todo si se tiene en cuenta que hay pueblos y ciudades (incluso de esta región) que toman la decisión de quitar árboles a granel. Entonces, ¿por qué sí al árbol?
“Primero, todos los impactos que benefician a nuestra salud -afirma Cobas-. El árbol acomoda las temperaturas de la calle porque el follaje aclimata. Otro factor es la capacidad de absorber el dióxido de carbono. Incluso la capacidad de contener el ruido: es mucho menor el ruido en las calles arboladas. Pero también visualmente no es lo mismo para la salud ver el color verde que no verlo, y en las calles en las que hay árboles el olor es distinto, es característico, es mejor y más bello. Creo definitivamente que el árbol mejora nuestra calidad de vida”.
Sin embargo, al momento de poblar las veredas de una ciudad o un pueblo con ejemplares de árboles no es posible hacerlo desde el sentido común o la desorganización. Es decir que se deben tener en cuenta algunos factores para que luego esos ejemplares no se conviertan en un problema. Cobas ejemplifica el caso: “A mí me encanta el jacarandá, sus flores lavanda, pero no lo puedo poner en la vereda de mi casa. Uno ve un árbol en un parque y es muy bonito, pero después en una vereda de tres metros, en la que por abajo pasan los caños de gas y agua, por arriba los cables de todo tipo... No puede ir cualquier árbol en la vereda porque tiene que convivir, pobre árbol, con nosotros”.
En primer lugar la planificación implica pensar “el tiempo de vida del árbol, porque planificar es pensar en el largo plazo”, dice la ingeniera Forestal. “¿Cómo será ese árbol dentro de cincuenta años?, ¿cuál es el momento justo para hacer el recambio?, son preguntas que debemos hacernos para no llegar a árboles que caigan en las calles o los techos por ceniles, por enfermos o por los daños que les hacen los vecinos. El recambio planificado es muy importante, así se evitan muchos problemas, incluso el de la variedad de especies”.
Para la docente, la especie de árbol a recomendar para cada barrio depende de varios factores y no de una simple “lista” para resolver el asunto: “¿Cuál es el tamaño de la vereda?, ¿cómo es ese espacio urbano?, ¿hay o no negocios?, ¿es un barrio alejado? Entonces tenemos árboles de porte medio, como el ciruelo de jardín, muy aptos para los espacios reducidos, o árboles de porte mayor para barrios con más espacio”.
-¿Hay que tener cuidado con las enfermedades de los árboles?
-El mayor problema son los hongos porque son los generadores de la pudrición. Las lesiones, como las que genera el clavito para colgar la bolsa de basura, producen cortes en la corteza que permiten el ingreso de hongos, que son los que degradan la madera y debilitan las ramas o el tronco, que produce el ahuecamiento en la base. En el arbolado urbano el principal problema es la pudrición, sobre todo en la parte de la base.
CENSO DE ÁRBOLES
El censo del arbolado urbano de la ciudad de Junín es un proyecto que comenzó en agosto y se realiza junto con dos Escuelas de la UNNOBA: Agrarias, Naturales y Ambientales (ECANA) y Tecnología (ET). Por parte de la ECANA la directora es Viviana Cornejo. En tanto, Ana Clara Cobas es quien está a cargo desde el Laboratorio de Ensayos de Materiales y Estructuras (LEMEJ, perteneciente a la ET). El proyecto fue presentado en una convocatoria de la Secretaría de Políticas Universitarias y surge como idea a partir de un diálogo con funcionarios de la Municipalidad de Junín.
“Con este censo se podría llegar a detallar un informe técnico en el que aparezcan todas las especies para saber cuáles son los árboles del arbolado urbano de Junín”. El proyecto contempla la labor de diez alumnos de Agronomía. La información que se va a obtener de cada árbol es: altura aproximada, diámetro, estado de salud general, posición geolocalizada y estado de la vereda.
Inclusión y calidad frente al desafío de la sociedad del conocimiento
Por el doctor Guillermo R. Tamarit
@RectorUNNOBA
El contexto actual en que desarrollamos nuestras actividades educativas se define como el de la sociedad del conocimiento. Una sociedad basada en crecientes volúmenes de conocimientos e información que se movilizan a gran velocidad y que requiere de habilidades específicas. No es suficiente estar alfabetizado, también es determinante la posibilidad de discernir la relevancia de los contenidos a los que accedemos. Por lo tanto, la democratización de la sociedad tiene como insumo básico una educación inclusiva y de calidad.
Durante la modernidad se pregonaba un modelo económico basado en la formación de trabajadores que, con distintos niveles de preparación técnica, se incorporaban a los procesos productivos, y el Estado, además, propiciaba la formación de ciudadanos que daban entidad y sentido de pertenencia al desarrollo de la sociedad. Capitalismo y Estado-nación asignaron roles determinados, y los aparatos de educación (privados y estatales) llevaron adelante la tarea.
Las rupturas de la denominada “postmodernidad” nos plantean: por un lado, la formación en super-especializaciones técnicas que sostengan la reproducción del desarrollo tecnológico y, por otro, el rol de consumidores asignado a quienes antes conocimos con el binomio trabajador/ciudadano.
De esta manera, el Estado-nación cedió espacio a la internacionalización y, con él, se disipó y fundió la idea de ciudadanía en el ámbito del consumo. Como advierte el profesor Michel J. Sandel “debemos debatir el significado moral de los bienes y la manera adecuada de valorarlos… es el debate que no tuvimos durante la era del triunfalismo del mercado. Y el resultado fue que, sin darnos cuenta, sin decidirlo, pasamos de tener una economía de mercado a ser una sociedad de mercado”. En consecuencia, la lógica del mercado terminó invadiendo dimensiones de la vida antes regida por normas y valores ajenos a la economía.
Esta crisis de identidades impacta particularmente en los jóvenes, a quienes para que hagan frente al escenario de incertidumbre, debemos involucrar más fuertemente con la educación y la cultura, herramientas con las que podrán enfrentar los desafíos que ofrece el futuro. Como sostiene Vicente Verdú: “La imagen ha ganado mucho terreno a la imaginación. La emoción ha robado prestigio a la reflexión. Lo instantáneo, el suceso puro, vence al proceso y a la reflexión, prevalece la cultura de la imagen que apela a la emoción, en un mundo instantáneo de sucesos puros”.
En este contexto, la tecnología se debe utilizar a favor de nuevas y mejores formas de enseñanza. No solo en su faceta de “consumo tecnológico”, sino como herramienta al servicio educativo. La educación es la herramienta idónea para vencer la instantaneidad, resaltar los valores de la creación y la innovación. Es la llave que conduce a la reflexión, al pensamiento crítico y la valoración del esfuerzo por el conocimiento. En este sentido, resaltamos el invalorable sentido contracultural que ha adquirido la educación, en este tiempo.
Nuestra apuesta como Región debe ser el conocimiento. La educación, la creatividad, la innovación, la ciencia y el capital humano y social son y serán la frontera que separe a los países desarrollados de los que no lo son. Estos cambios impactan en la manera de relacionarnos, en la comunicación, en el acceso a la información, el trabajo, la salud y, por supuesto, en las modalidades de enseñar y de aprender. También a gran escala: en los países, sus sociedades y sus economías. El futuro está con nosotros y nos interpela. Es difícil anticipar qué forma tendrán los trabajos de próximas generaciones, ya sabemos que serán otros, aunque no sabemos cuáles.
De acuerdo con los especialistas, 5 millones de puestos de trabajo desaparecerían en 2020 a manos de la tecnología. La inteligencia artificial, a la vez que creará entre 50 y 60% de nuevas actividades laborales, hará crecer en forma exponencial la productividad. La mano de obra como fuerza motriz será desplazada y solo influirá relativamente en la generación de riqueza. El impacto previsto de la inteligencia artificial en el modo de producción es equivalente a 3000 veces el que tuvo la Revolución Industrial a mediados del siglo XVIII.
Ya conviven con nosotros parte de estas transformaciones. En el caso de las ofertas educativas, la posibilidad de enseñanza personalizada a través de tutores inteligentes, la robótica educativa, los desarrollos en neurociencia cognitiva, entre otros ejemplos de esta realidad.
También sabemos que aquellos países que inviertan en el capital social contarán con una ventaja competitiva: podrán preparar a sus jóvenes en las habilidades necesarias para crecer y responder a las demandas económicas, sociales y políticas del siglo XXI.
El desarrollo de la ciencia y la tecnología como política de Estado debe llevarse adelante en colaboración con empresas e instituciones de la sociedad civil, en la búsqueda de promover la innovación para la inversión productiva, dar impulso al desarrollo de la infraestructura, a través de instituciones sólidas y transparentes, y con respeto al medio ambiente. Solo así se pueden delinear estrategias a largo plazo que permiten imaginar acciones concurrentes que dejen atrás los ciclos de frustración que han caracterizado a la Región.
Hoy los países desarrollados y aquellos que aspiran a serlo apuestan a consolidar sociedades del conocimiento, a partir de valores como la verdad, la creatividad, la justicia y la democracia. Las sociedades integradas, que comparten una visión de futuro común, tienen mejores oportunidades para su desarrollo. Y una educación inclusiva y de calidad, es el punto de partida para enfrentar los desafíos que nos plantea la sociedad del conocimiento.
“Argentina no tiene un sistema impositivo”
Definir el sistema tributario argentino puede resultar una tarea más difícil de lo que, en principio, puede suponerse. Tanto es así, que hay destacados profesionales en materia impositiva y contable que consideran que en nuestro país ni siquiera lo hay.
En tal sentido, la contadora pública y licenciada en Administración Teresa Gómez es contundente: “Creo que Argentina no tiene un sistema impositivo, podría decirse que tiene un régimen, porque un concepto sistémico hace referencia a un conjunto ordenado de elementos que se interrelacionan entre sí. Esto no sucede en el país”. Para graficar esta aseveración, la docente especialista en derecho tributario comenta que se puede ver que un solo hecho imponible –por ejemplo, una venta– puede estar gravado con el 21% del IVA y, además, según la jurisdicción, con el 3,5%, el 4% o el 5% de Ingresos Brutos. “Argentina necesita, en principio, un sistema”, insiste Gómez.
En la misma línea, aunque menos categórico, el contador José Ramón D’Agostino, reflexiona que “habría que partir del interrogante de si hay un sistema impositivo o no”, puesto que esto supone “algo que está interconectado, razonado, con impuestos que se complementan y no se repelen entre ellos”. “Es decir, un sistema da una idea de armonía, de coherencia”, sintetiza.
En ese marco, D’Agostino advierte que en el país “los impuestos se crean, se establecen o se modifican conforme a necesidades coyunturales o de caja”. Es por ello que concluye, en coincidencia con Gómez: “Es verdad que en la jerga a veces hablamos de sistema impositivo, pero yo diría que hay un régimen”.
REFORMA URGENTE
El régimen tributario nacional tiene debilidades, como explica D’Agostino. Desde el lado del fisco, hay veces en las que “se perjudica a sí mismo” en los impuestos cuya interpretación no es unívoca, con lo que “el Estado termina complicándose”, dado que muchos casos derivan en pleitos judiciales.
Por otra parte, desde el punto de vista del contribuyente, hay “cuestiones procedimentales que lo perjudican y se pierden algunos derechos o garantías”, como la imposibilidad de compensar un saldo a favor en un impuesto contra una obligación de otro tributo. “En ese caso, además de complicarle las cosas, se pone al contribuyente en la vereda de enfrente, y ahí aparece el otro tema: el pensar que los contribuyentes no tenemos nada que ver con el Estado”, postula.
A partir de las inconsistencias del régimen impositivo argentino es que la contadora Gómez considera que una reforma “más que necesaria, es urgente”, y que “de ninguna manera se puede esperar hasta 2019”, dado que, hasta ahora, “sólo se hicieron parches”. De hecho, hay una comisión creada a tal efecto en el Congreso Nacional. “Esperemos que se reciban varias propuestas, que no se limite a un proyecto del Ejecutivo”, agrega Gómez.
Es que, según su análisis, el país “está sufriendo una presión tributaria pocas veces vista” y, a la vez, el propio contribuyente muchas veces debe suministrarse seguridad, salud, educación, por lo que “la presión tributaria se duplica”.
En tanto, para D’Agostino, una reforma en el régimen impositivo debe asegurar que, después de los cambios, “el que maneja las finanzas del país vaya a recaudar, cuanto menos, lo mismo”. Asimismo, cree que no todo debe ser modificado, sino que “se debería estudiar cada uno de los impuestos” para ver si es necesaria su eliminación o corrección: “A nadie se le puede ocurrir derogar el Impuesto a las Ganancias o el Impuesto al Valor Agregado [IVA], pero entonces hagámosles las modificaciones que correspondan. Siempre apuntando a que sea fácilmente recaudable, no evadible y justo”.
Para Gómez, en cambio, lo prioritario sería “hacer es una ley de coparticipación federal que establezca lo que la Nación debe darle a cada provincia”, lo que ayudaría a “sostener la voracidad fiscal de las provincias”. Es que Gómez opina que en materia de coparticipación, la ley actual es “vieja, anquilosada y con parches”. Y puntualiza que “un país federal, como Argentina, Brasil o Estados Unidos, necesitan armonía entre el fisco nacional y los provinciales”.
De acuerdo a su evaluación, esto requeriría no menos de dos años para que haya un sistema que esté funcionando y aceitado. “No se trata de escribir una ley nada más, sino que hay que implementarla sistemáticamente en cada provincia”, añade.